Porque nos queremos vivas, libres y sin miedo, seguimos en la lucha por la equidad de género

¿Cuántos años más de lucha?
¿Cuántas mujeres más asesinadas?
¿Cuántos cuerpos violados?
¿Cuántas mujeres descuartizadas, silenciadas, ignoradas, golpeadas?
¿Cuánto más necesitamos para que esto se pare, para que nos escuchen, para que nos respeten?
¿Cuántos presidentes más?
¿Cuántas vallas contra nosotras?
¿Cuándo nuestras voces serán escuchadas?
¿Cuándo encontraremos la paz, la confianza y el respeto que merecemos para salir a la calle solas, sin miedo, sin amenazas, sin peligro?

Uno de los temas que más trabajo nos cuesta como seres humanos es el cambio, no nos gusta cambiar, movernos de casa, de lugar, de posición. Cambiar de forma de pensar nos angustia y nos da miedo, peleamos por no quitarnos de las esferas del poder y el control, somos conformistas porque, aunque estemos incómodos, nos tranquiliza el “statu quo”, aun cuando esto signifique estar tranquilos en la injusticia, la violencia y la incomodidad.

Sí, tememos al cambio como humanidad, pero te quiero contar que muchas mujeres ya lo estamos superando, nos estamos empoderando y quitando el miedo, estamos tomando nuestro lugar en el mundo, estamos exigiendo que se reconozcan nuestros derechos, que se respete nuestra presencia, estamos exigiendo a la fuerza, con tenacidad y lucha; nosotras estamos tomando el mundo que nos pertenece, que nos fue arrebatado, robado, negado.

No estoy a favor de la violencia en ninguna de sus formas, me asusta, me da miedo y no la entiendo ni la aplaudo, pero me duele la injusticia, me enoja el abuso y no tolero la sumisión de la que somos objetos las mujeres.

Pero si para que nos escuchen, nos respeten y dejen de matarnos, tenemos que salir a las calles a gritar, marchar, pintar paredes, monumentos y quemar la ciudad, que la ciudad arda, que las voces se escuchen, que los monumentos sean testigos y que los hombres aprendan, ya fue suficiente esto tiene que acabar.

El 8 de marzo de 1857 en Nueva York, miles de trabajadoras salieron a las calles a protestar por las precarias condiciones laborales que tenían, su lema era “pan y rosas”. Fueron 120 mujeres las que murieron ese día por la brutalidad con la que los policías reprimieron esta marcha justa. Hoy todos los días mueren miles de mujeres en el mundo por la violencia que aún existe hacia nosotras.

Mientras lees este texto varias mujeres están siendo golpeadas, otras violadas, otras asesinadas, otras humilladas, otras ignoradas, ahora mismo alguna mamá llora a su hija que no volverá a ver jamás.

Nuestro 8 de marzo (8M), nuestro día… ¿que no debería de existir? posiblemente no, pero existe porque es necesario y no nos hace gracia ni nos da gusto que exista.

Es un día universal, que se trató de minimizar con regalos y flores para las mujeres, que se llenó de felicitaciones y mensajes cursis, que perdió por un tiempo su objetivo, pero regresamos a la

lucha, igual que en 1857 es y siempre será un día para alzar la voz y exigir ser escuchadas, porque la opresión a la mujer es pareja, en todos los rincones del mundo. Porque en el 2020, cada 2 horas y media fue asesinada una mujer en México y queremos frenar eso: 70 mujeres son violadas cada día; 940 feminicidios en 2020.

Porque la violencia de género deja secuelas para siempre, porque recuperarte de esto cuesta y duele. Porque una forma de pararla es visibilizando y no quedarnos calladas.

Te voy a recordar qué es lo que pedimos, lo que exigimos y a lo que tenemos derecho, a ti que no lo sabes, a ti que crees que exageramos.

  • Queremos vivir en un país donde el estado sí responda y piense en nosotras, queremos sentirnos escuchadas, valoradas y cuidadas.
  • Queremos poder salir a la calle sin estar en peligro de ser violentadas.
  • Queremos poder vestirnos como nos guste y que no se interprete ni por hombres o mujeres como que estamos provocando a que nos falten al respeto.
  • Queremos equidad.
  • Queremos los mismos derechos laborales que los hombres.
  • Queremos que nos paguen lo mismo que le pagan a un hombre en los mismos puestos.
  • Queremos libertad sobre nuestro cuerpo.
  • Queremos frenar los feminicidios.
  • Queremos saber qué le estamos dejando a nuestras hijas y nietas un mundo mejor que el que hoy tenemos, donde ellas puedan vivir seguras.
  • Queremos poder salir a la calle y saber que vamos a regresar a nuestros hogares, a nuestra familia.

“…Algún día habrán niñas y mujeres que lograrán que sus nombres no signifiquen simplemente lo opuesto a lo masculino, sino que tendrán valor en sí mismas, ese valor que no hace pensar en la idea de complemento o límite, sino vida y realidad: la persona femenina, la mujer.” (1934, poeta Rainer María Rilke).

Hace 87 años que Rilke escribió ese texto donde avisa a los hombres (que, por cierto, no escucharon) que las mujeres estamos por llegar. ¡Ya estamos aquí! pero nos sigue faltando mucho por hacer, seguimos en esta tarea titánica de exigir nuestro lugar por derecho de nacimiento; no tenemos por qué seguir soportando ser tratadas como ciudadanas de segunda.

Ya estamos aquí… tomando nuestros lugares, ya no queremos más Fátimas, ni Jessicas, ni Xitlalis, ni Alexis, ni Alondras.

Sí queremos más mujeres como:

  • Angela Merkel, Canciller Federal de Alemania.
  • Alondra de la Parra, Directora de Orquesta.
  • Sheik Hassina, Primera ministra de Bangladesh.
  • Erna Solberg, Primera ministra de Noruega.
  • Greta Thunberg, Activista medioambiental sueca.
  • Saara Kuugongelwa, Primera Ministra de Namibia.
  • Mette Frederiksen, Primera Ministra de Dinamarca.
  • Tsai Ing-Wen, Presidenta de Taiwán.
  • Kamala Harris, Vicepresidente de Estados Unidos.
  • Ana Brnabić , Primera Ministra de Serbia.
  • Oprah Gail Winfrey, Periodista y empresaria.
  • Halimah Yacob, Presidenta de Singapur.
  • Jacinda Ardern, Primera ministra de Nueva Zelanda.
  • Katrin Jakobsdóttir, Primera Ministra de Islandia.
  • Sahle-Work Zewde, Presidenta de Etiopía.
  • Salomé Zurabishvili, Presidenta de Georgia.
  • Paula-Mae Weekes, Presidenta de Trinidad y Tobago.
  • Sanna Marin, Primera Ministra de Finlandia.
  • Katerina Sakellaropoulou, Primera ministra de Grecia.
  • Ingrida Šimonytė, Primera ministra de Lituania.
  • Rose Christiane Raponda, Primera ministra de Gabón.
  • Malala Yousafzai, Activista.
  • Lorena Ochoa, Golfista mexicana.
  • Elisa Carrillo Cabrera, Bailarina de Ballet mexicana.
  • Zuzana Čaputová, Presidenta de Slovakia.
  • Karime López, la primera mexicana en tener una estrella Michelin.
  • Margarita Ríos Farjat, Ministra de la suprema corte de Justicia.
  • Ana Katiria Suárez, Abogada mexicana y defensora de Derechos Humanos.
  • Eréndira Ibarra, Actriz mexicana.

Y la lista sigue y seguirá, ya nada nos podrá parar.

Esto es para ti que siempre estás del otro lado leyéndome, para nosotras, para todas.

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